CUARTETO DE CUERDAS OCAL (Cuarteto OCAL)
Violín primero: Michael Thomas.
Violín segundo: José A. Vélez.
Violín primero: Michael Thomas.
Violín segundo: José A. Vélez.
Viola: Clara García.
Violonchelo: Paloma García
Violonchelo: Paloma García
Lugar: Escuela Municipal de Música de Almería
Franz Joseph Haydn (1732 - 1809):
Cuarteto de cuerdas Nº 66 en Sol mayor, Op.77-1, Hob.III:81
Haydn encontró un terreno abonado al componer óperas, sonatas para teclado y música religiosa. Pero no fue así cuando se enfrentó al cuarteto de cuerdas y la sinfonía. Se puede decir, por lo tanto, que fue él quien echó a andar a esos géneros, hacia 1760. La aventura con el cuarteto fue compartida con Luigi Boccherini, en la misma época, pero independientemente el uno del otro. En cuanto al nombre "sinfonía", ya se usaba en Italia, destacando Alessandro Scarlatti a finales del siglo XVII, quien denominaba así a la introducción instrumental de sus numerosas óperas. Pero fue Haydn quien dio personalidad a ese género musical, asentándolo definitivamente como una obra instrumental con forma de sonata que se interpreta antes de la acción teatral. Desde entonces, esas sinfonías se han llamado "obertura".

Haydn compuso nada menos que 68 cuartetos (según el catálogo Hoboken de sus obras: Hoboken Verzeichnis). Desde ese año de 1760 queda establecido el ideal del cuarteto de cuerdas, o sea, una obra a cuatro partes o voces, sin bajo continuo, para cuatro instrumentos de cuerda solistas de la misma familia (dos violines, viola y violoncelo), que trata a los cuatro instrumentos sin preferencias de protagonismo, escrito en un estilo concertístico y que adopta los principios de lo que, en el siglo XIX, se denominaría "trabajo temático" y "forma sonata". El cuarteto de cuerdas queda así definido como una obra que mantiene una unidad entre sus
cuatro tiempos y no como una sucesión
incoherente de cuatro fragmentos individuales.
Fue en la música de cámara donde Haydn realizó lo mejor de sus conquistas formales y expresivas, dejando un camino nuevo por el que la vieja tradición vienesa conduciría a otra totalmente nueva cuyos herederos directos serían Mozart y Beethoven.
La opus 77 contiene dos cuartetos, siendo este que se comenta el más melódico. El primer movimiento, Allegro, se abre en compás de 2/2 ("dos por dos") con un ritmo de marcha que, no sin sorpresa, nos recuerda el comienzo de la sexta sinfonía de Mahler: acorde inicial marcado forte, basamento rítmico bien escandido y ritmos con puntillo. (No hace falta decir que Mahler no copió expresamente a Haydn en ese comienzo; simplemente, se hace una observación curiosa). El tema reaparece dos veces un poco más adelante. El segundo movimiento, Adagio, también va en 2/2; se enuncia al unísono en los cuatro instrumentos y se desarrolla en una forma monotemática sin repeticiones. El tercer movimiento, Menuetto es, en palabras de Francois-René Tranchefort, «el más extraordinario scherzo jamás compuesto por Haydn; el tempo es Presto y es absolutamente necesario atenerse a ello». El Cuarto movimiento se denomina con el término Presto (muy rápido), el ritmo es marcado en compás de 2/4 y también en forma sonata monotemática.
Notas biográficas de Haydn.
Haydn era el mayor de los veinte hijos habidos de los dos matrimonios de su padre. Éste tenía afición al arpa, que tocaba durante el tiempo libre que le dejaba su trabajo de carretero. Su esposa también era aficionada a la música; le gustaba cantar y se unió a esa afición, de modo que los hijos nacieron en un ambiente, digamos que "musical". Estas canciones quedaron grabadas en la memoria de nuestro futuro famoso músico, quien hablaba a menudo de ellas en sus años de ancianidad. Cuando su madre vio que su hijo destacaba por su talento musical, quiso buscarle un porvenir como cantor de iglesia y, como aprendizaje, lo llevó a casa de un familiar (primo de Franz) que era maestro de escuela y cantaba en la Iglesia de Hainburg. De modo que antes de cumplir los seis años, nuestro admirado Franz -dejando para siempre el hogar paterno- quedó predestinado a ser cantor de iglesia. Y lo fue. Y fue, además, el mejor y más famoso músico de su época, como ahora se verá. (Lo de "mejor" y "más famoso", depende de qué años tengamos en cuenta. Digamos, como cosa segura, que sería considerado copartícipe honorífico de ser considerado "Padre de la Sinfonía y del Cuarteto de cuerdas"). Y es que, Haydn vivió 77 años y en ellos surgieron dos fenómenos que a punto estuvieron de enterrar todos sus méritos. Mozart vivió desde 1756 a 1791 y Beethoven, de 1770 a 1827. Estas dos fieras musicales que se introdujeron en su territorio temporal llegaron con ganas. Pero Haydn pudo mantener su puesto de "uno de los mejores" gracias, sobre todo, a su carácter templado, de gesto sereno y talante inmutable; pero también debido, por supuesto, a la música que siguió componiendo. (Su biógrafo Geiringer, hablando de ese carácter apacible y autocontrolado, pone este ejemplo: «Haydn notó, al parecer sin enfadarse, que las obras que había dado sin recibir remuneración estaban siendo publicadas y vendidas en las tiendas de música»).
Pero volvamos a su niñez. En Hainburg, un jovencísimo Haydn fue instruido en lectura, escritura, catecismo, canto y en la interpretación de muchos instrumentos, de viento y de cuerda. Al recordar aquellos tres años junto a su primo Frank, el viejo Haydn no se mostraba resentido con su suerte. Al contrario, decía: «siempre esteré en deuda con aquel hombre por haberme ofrecido tantas cosas, aunque en el proceso de tales enseñanzas recibiera más palizas que comida». A los ocho años (1740) fue admitido en el coro de la Catedral de San Esteban, en Viena, donde permaneció hasta que le cambió la voz y tuvo que dejar de cantar como solista. Al cumplir 17 años fue sorprendido en una broma estúpida, siendo expulsado sin consideraciones, sin dinero y casi sin ropa. Encontró alojamiento con un matrimonio que vivía en una buhardilla. Pronto se procuró alumnos para dar lecciones de música y, además, participaba en serenatas, dos "trabajillos" que le proporcionaron el suficiente dinero para ir tirando. Tiempo después, su situación mejoró y pudo vivir en una buhardilla para él solo, en la que -según sus biógrafos Dies y Griesinger- «la lluvia del verano y la nieve del invierno se colaban por las rendijas de su ático y se despertaba calado y cubierto de nieve». Pero sacó ánimo de su "necesidad" -la música- y luego contaría que en momentos como esos «me sentaba a tocar en mi viejo y carcomido clave y no envidiaba la suerte del rey». Pasaba mucho tiempo estudiando, al principio como autodidacta, pues no recibía clases de nadie sobre teoría musical. Los métodos que usaba eran (casi con seguridad) el "Gradus ad Parnasum" (de1725) de Joseph Fux y "Wolkommene Kapellmeister" (de 1739), de Johann Matteson. Y también se hizo con el "Versuch" parte I (de 1753) de Karl Philip Enmanuel Bach. Poco tiempo después, daba lecciones de piano a un joven protegido de Metastasio, uno de los más célebres libretistas de ópera del siglo XVIII. Gracias a ello, conoció a Nicola Porpora, maestro de grandes cantantes de ópera y compositor de renombre. Le pidió ser acompañante para sus alumnos y fue admitido. Ese puesto le proporcionó poco dinero y muchos insultos, pero también mucha experiencia musical y el aprender fluidamente la lengua italiana.
Haydn vivió en la época en que el clave fue paulatinamente sustituido por el piano, que luego sería llamado en Alemania con el término Hammerklavier, esto es "clave con martillos". Es una época bastante larga y en ella ambos instrumentos "vivieron" juntos, pero cada vez más separados. En realidad, el clave dejó de usarse a principio del siglo XIX. (Durante el siglo XX gozó de un renacimiento, uno de cuyos promotores fue Manuel de Falla. Pero esa es otra historia). El piano lo inventó Bartolomeo Cristofori (Padua 1655 - Florencia 1731) y dadas las muy superiores posibilidades expresivas de este instrumento con respecto al clave, hoy se interpretan esas obras de Haydn (y las posteriores a él) con el piano, excepto si se desea dar un concierto historicista. La evidencia de la aparición del piano tal y como lo conocemos hoy, se produce hacia 1700, año en que aparece en un inventario de los Medici. Precisamente, el citado Cristofori era el conservador de la colección de instrumentos de Fernando de Medici, en Florencia.
«Haydn tocaba muchos instrumentos, aunque siempre sostuvo que no era un virtuoso de ninguno de ellos; su principal vocación era ser director musical y compositor, y su instrumento favorito era la orquesta. En aquella época, nadie le superaba como virtuoso de este gran instrumento. Es probable que, a consecuencia de esta situación, escribió gran número de sinfonías de salvaje humor y también de profunda seriedad. Pero sus conciertos, aunque atractivos y llenos de encanto, están muy lejos de aquellas, tanto en cantidad como en exigencias».
Robert Schumann (Zwikau, 1810 - Endenich (hoy Bonn), 1856):
Cuarteto de cuerdas Nº3, La mayor, Op. 41-3
Hijo de un librero y editor, Schumann nació rodeado de música, libros y partituras. Como autores preferidos, lee a Jean Paul Richter, Hoffman, Novalis, Schiller, Goethe, Lord Byron, etc. Quiso escribir como "poeta del piano", imitando así a Wagner (tres años menor que él), pero no llegó a ser el "virtuoso" que pretendía, debido a que se lesionó un dedo con un artilugio que, al parecer, se fabricó él mismo con la intención de producirse una mayor independencia. Por desgracia -o por suerte- ahí se acabó su carrera pianística en la que soñaba que llegaría a ser un nuevo Paganini y también un nuevo Liszt, a quienes escuchó en Frankfurt. Con este incidente, se le abrió aún más el camino hacia la composición y la escritura de poemas y artículos de crítica musical. Hacia 1834 comenzó a tener síntomas depresivos, con estancias esporádicas en hospital; más tarde aparecerían alucinaciones visuales y auditivas. A partir de 1841 y tras conocer a la que sería su esposa, Clara Wieck, compuso el "Concierto para piano y orquesta en la menor", estrenado en 1846 por Clara, quien ya era considerada como la más excelente y famosa pianista de su época. Desde ese año, su enfermedad se fue agravando con más alucinaciones a las que se añadieron los miedos que produjo la epidemia de cólera extendida por el país. En 1854 se arrojó al Rhin, siendo llevado a un hospital, en el que moriría dos años después.
Los tres cuartetos de la Op. 41 fueron escritos en una soledad obligada, pues su esposa estaba de viaje en gira de conciertos. ¿Un compositor famoso se quedó solo en casa por estar casado con una mujer más famosa que él? Así lo parece. El padre de Clara se opuso con fuerza al matrimonio de su hija, del que temía que fuese el fin de su carrera pianística. Hubo denuncias y varias querellas ante el juez por ello. Finalmente, todo salió bien: ella pudo estudiar piano y llegar a ser famosa y él llegó a ser compositor de enorme fama en todo el mundo. En aquella soledad, aprovechó el tiempo para repasar sus conocimientos
de teoría y contrapunto; al parecer, sentía en
sus interioridades que algo le faltaba todavía
para ser un músico como Beethoven.
Compuso los tres cuartetos entre junio y julio de 1842.
De la Op. 41 destaca el Cuarteto Nº3 en La mayor, que representa un homenaje a los clásicos vieneses; especialmente se nota un respeto reverencial a los últimos cuartetos de Beethoven(1). Aunque, en términos estrictamente musicales, la herencia le vino de Mendelssohn y su cuarteto Op. 44, autor que era para él una referencia y un amigo a quien dedicó el cuarteto. Schumann había alcanzado una cima importante con esta obra. Cuando Mendelssohn la escuchó, le expresó a Moscheles: «Se me han tocado tres cuartetos de Schumann, de los cuales, el primero me ha gustado de manera absolutamente extraordinaria». El estreno público tuvo lugar el 8 de enero de 1843 en la Gewandhaus de Leipzig. (Ignaz Moscheles fue compositor y pianista virtuoso bohemio, cuya carrera después de sus inicios estuvo basada principalmente en Londres, y posteriormente en Leipzig, donde sucedió durante un tiempo a su amigo y alumno, Mendelssohn, como director del Conservatorio).
(1) Escribiendo estas líneas he recordado que este año se cumplen los 250 del nacimiento de Beethoven. ¿Es casualidad que los dos compositores, el uno como predecesor y el otro como sucesor, son manifiestamente admiradores del genio de Bonn y que, debido a ello, los programadores de este concierto o los componentes del Cuarteto OCAL, hayan escogido a dos autores totalmente beethovenianos? Sea así o no, la ocasión se lo merece.
Libros consultados:
Philip G. Downs, La música clásica. La era de Haydn, Mozart y Beethoven.
León Plantinga, La música romántica.
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